Allí estás y al verte siento que debía ser yo la que estuviese ahí, tumbada en esa cama sin apenas vivir.
En algún lugar de tu cabeza sé que aún puedes oírme o quizás sea tu corazón el que me escuche porque el mío grita desesperado esperando tu regreso.
Y miro el reloj y cumplo nuestra promesa, cuando vuelva a verte te lo devolveré y sé que no debería hacerlo pero lo coloco en tu preciosa muñeca.
Me quedo horas observándote; no me canso, acaricio tu mano y rompo a llorar sobre ella pidiéndote que vuelvas, que te necesito.
Un llanto que se para al sentirte, al sentir como si estuvieras mirándome con esa sonrisa perfecta que hace que todo lo demás desaparezca que hace que olvide el dolor.
No sé si es un sueño, quizás me desmayé o simplemente mi cuerpo necesita verte para seguir con vida, pero no quiero despertar, quiero seguir ahí, que se pare ese maldito tic-tac.
"No me iré, seguiré a tu lado, tenemos una promesa y debemos cumplirla". Esas palabras son las que me mantienen, Ahora sé que no era un sueño. Estabas ahí, en mi cabeza respondiendo a la llamada de mi alma.
"Confío en ti, sé que no me fallarás" es lo único que sé contestar y sé que no hace falta decir nada más.
Nadie tiene esperanza de que vuelvas, nadie salvo yo. "No puede ser de otra forma. Vas a despertar." Me repito una y otra vez para no hundirme, no me hago a la idea de que no vuelvas, no puedo permitirlo.
Una noche tras otra duermo pensando en ti, en tu regreso. Cada mañana me levanto pensando igual. Y así, día a día no dejo de mirar el reloj.
A la misma hora vuelvo a visitarte, no te dejaré ir.
Cumple tu promesa. |
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