30 de julio de 2013

El hombre de las mil caras

Cada gesto, dolor. Cada pensamiento,  culpa. Cada palabra,  veneno. Vivir así no puede ser bueno.
Cada lucha puede desencadenar en fracaso o victoria.

Pero en cada victoria hay un fracaso y en cada fracaso,  una victoria.

Puedo haber fracasado en mil batallas pero el coraje me hará ganar la guerra.

Cuando te miro me pregunto ,¿ qué se puede esperar de una persona llena de odio y rencor?  Un alma atormentada en busca de hacer daño.

¿Y de una persona que una vez tras otra recibe una oportunidad y vuelve a cometer el mismo error, qué queda? NADA. Vacío.

¿Qué esperar de alguien que ve sus defectos en las demás personas porque no es capaz de mirarse al espejo y ver los suyos propios? Cobardía.

¿Qué esperar de alguien que se utiliza mil caras diferentes por miedo? Soledad.

¿Qué esperar de un parásito que vive alimentándose de la luz, de las almas de su huésped?  NADA.

Espero que algún día el tiempo te demuestre que ese miedo a perder,  ese orgullo,  es el mismo que te arrebató todo lo que tenías.

Te mirarás al espejo y verás las heridas que causaste en tu propio reflejo.

Empezarás a destruir tus mil caras y verás que no era tan malo ser uno mismo,  que no era tan malo fracasar para ganar.

2 de abril de 2013

Quítate la venda

¿Cuántas cosas cambian sin darnos cuenta y cuando lo vemos estamos arrepentidos?
Si dejas de mirar a un niño, igualmente va a crecer, lo hará sin ti, no eres lo esencial en su vida. Después te arrepentirás de no haberlo visto crecer; pero ya será tarde.

Igual pasa con todo, da igual que no mires, todo va a seguir adelante, eres tú el que se va a perder. Si no miras el prado, cuando te des la vuelta puede ser un gran bosque y ya no vas a saber volver; lo ignoraste todo el tiempo y ahora estás perdido.

Lo mismo pasa con la vida, si sólo te centras en ver una cosa, lo demás va a cambiar, quieras o no; no te centres en algo que no va a durar para siempre.

Si dejamos de mirar el camino, no vamos a saber elegir dónde queremos ir.

 

19 de marzo de 2013

No fingiré que me importas

¿Felicidades? Una vez más trazo una máscara en mi rostro y me dirijo a ti con una sonrisa, es difícil saber cómo actuarás hoy; mejor dicho, es difícil saberlo cada día. No intentas ganarte esa felicitación, no la mereces, nunca la has merecido y este año no es menos. Pero sí es cierto que este año es cuando me he dado cuenta de que no quería hacerlo.

Es difícil aún más para mí hacerte creer que no te odio, porque lo siento más por mí que por ti, no hay afecto en mi corazón para ti. Estás palabras salen de mi mentes haciendo que mis lágrimas bajen por mis mejillas quemando mi piel a su paso. No es fácil para mí reconocer que no te quiero. No fingiré que me importas porque sí lo haces, llámalo costumbre si te apetece, pero no hay más allá de eso.

Al fin y al cabo, nunca dejarás de serlo, ya sabes a que me refiero, pero sólo tienes un título, no hay méritos. Yo no te elegí y nunca lo haría. Suena cruel, pero es real. No deseo que nada te pase, quiero que seas feliz, quiero ser feliz, pero para ello debemos separarnos. Mi felicidad no está completa contigo a mi lado, eres un gran obstáculo que me impide avanzar.

Por el contrario, te agradezco algo, gracias a ti, me he dado una segunda oportunidad para vivir; gracias a ti, sé la clase de persona en la que no quiero convertirme; gracias a ti, perdí el miedo; gracias a ti, he aprendido que debo ser valiente y enfrentarme a mis miedos. Gracias a ti, he vuelto a vivir.

Yo no tengo demonios, salvo el de mí misma, mi demonio interior, YO. Tú estás repleto de oscuridad, demonios que te atormentan, es difícil ayudarte, pero no imposible. Salvo porque tú mismo no dejas que nada te salve; yo no estoy dispuesta a hacerte cambiar de opinión; al menos no ahora.

Apareces en mis pensamientos, cuando decido escribir, siempre apareces tú como un tema, ¿quién más me hace sufrir como tú? Nadie.

Si tuvieras un poco de dignidad te habrías marchado, dignidad y vergüenza, así no demuestras amor, así sólo buscabas tú perdón, ¿crees que no me dí cuenta? Puedes engañar a los demás pero ya conozco tus movimientos. No hay buenas intenciones en ti, lo noto en tu mirada; no hay excusas para ello. Cada día me doy más cuenta de lo poco que te mereces.


Siento que se me parte el alma al escribirlo, no es bueno sentir lo que siento por ti, pero no puedo evitar cambiarlo, realmente, no sé si quiero cambiarlo. Vivo feliz sin preocuparme por ti.

9 de marzo de 2013

Mientras sea tarde

Tus palabras hieren, no te lo niego; tu reflejo marca la dura etapa del invierno. Las gotas de lluvia ya no se sienten en mi rostro, el aire frío dejó mi piel escarchada.

El orgullo me impide ir tras lo que siento, tras lo que amo. No sé en que momento dejamos de perseguir nuestros sueños, no sé en que momento dejamos de desear soñar. Mi mente y mi cuerpo se vacían a cada paso que das. Te vas lejos y no llego a alcanzarte. ¿Realmente quiero esto? ¿Quiero perderte? ¿Verte marchar lejos?

No, no lo quiero, te quiero cerca, quiero despertar y verte a mi lado. Sentir que el mundo está bajo nuestros pies; que podemos con todo. Saber que siempre nos vamos a tener el uno al otro.

Eso quiero.

Y de repente mis pies reaccionan a sus impulsos, cierro los ojos para que el frío no me los congele, aunque no puedo evitar que las lágrimas salgan de mis ojos, no sé la razón exacta. Cuando los abro me encuentro abrazando tu espalda, tu olor inunda mis fosas nasales. Ahora me encuentro segura.

Noto que te has relajado, un suspiro sale de tus labios. Te das la vuelta y me abrazas, como si nunca nos hubieran separado, o como si hubiésemos estado separados durante una eternidad.

Mis labios ya no están congelados, han vuelto a recoger el calor que perdieron. Tu calor.

12 de febrero de 2013

Noche tras noche

Una vez más me despierto asustada, pensando en si sólo fue una pesadilla; vivo con el miedo a que se cumplan esos sueños que me aterran cada noche.
Siento miedo, no lo niego, miedo de tener razón, miedo a que vuelvas a ser esa pesadilla que me atormentó toda mi vida.

Ni siquiera confío ahora. No creo que lo vuelva a hacer, no sólo has desecho esa montaña de confianza sino que has cavado tan profundo que ni siquiera yo sé donde está el fondo.

Nunca creí tus promesas, y siempre me has demostrado que llevo razón, hasta ahora no me equivoqué contigo; no es que sepa que pasará, es que eres demasiado predecible.

Siempre que vas a realizar un movimiento, yo deshice tu jugada desde que me comiste la primera figura de este ajedrez. Te repites una y otra vez, eres un bucle que se torna solo; no te hace falta nada, tú mismo te encargas de hundirte.

Ahora sólo te observo, observo cómo intentas salir a flote, observo cómo te intentan ayudar, te animan. Pero yo sólo observo.

Mi miedo no va a desaparecer, de eso estoy segura.

Antes mis pesadillas terminaban en mis sueños; ahora me atormenta tu demonio cada noche, de una forma distinta pero con el mismo final: sola enfrentándote. No hay nadie más, todos desaparecen a mi al rededor y ahí estoy, frente a ti. No niego que siento miedo, pero como una vez hice, me enfrenté.

Lo peor es cuando me despierto y busco una pequeña forma de distinguir dónde estoy, anhelando que sea mi habitación sumida en la oscuridad. Cuando recobro el sentido y mi miedo está por desaparecer intento buscar que todo sea una simple pesadilla. Esa pesadilla que me atormenta, una y otra vez.


Sólo busco hallar la manera de volver a soñar, de poder vivir tranquila cuando Morfeo se encarga de envolverme en sus brazos.

5 de febrero de 2013

Una oportunidad

Pedir una segunda oportunidad es prometer que vamos a cambiar lo que hemos hecho mal. Una oportunidad es un trato, si no lo cumples: me fallas. Si me fallas no confío en tu palabra. Es por eso que debemos saber cuándo pedir otra oportunidad, siempre que seamos conscientes de que podemos cambiar.

Nadie es perfectos, todos cometemos errores, pero ¿hay errores que deben cometerse? 

Hay entra en juego la relatividad, unos les dan más importancia a unos errores que a otros.
No pueden decirte que no cometas errores, todos debemos equivocarnos, es un derecho que tenemos para poder aprender de ellos; pero también tenemos el deber de pedir perdón.

No es fácil ganarse un verdadero perdón, es fácil decirlo, pero en tu mente sigue esa herida; antes de perdonar o de pedir perdón incluso... hay que perdonarse uno mismo.

Hoy, me perdono a mí misma, por esos errores que para mí no debí cometer, me perdono por haber sido egoísta y no aceptar que unos se fueran para no volver jamás. Me perdono por haber fingido cuando estuve mal. Me perdono por no haber contado mis problemas. Me perdono por no aceptarme.

Es fácil pedir perdón, incluso es más fácil perdonar a los demás... ¿pero perdonarse a uno mismo? ¿Alguien se atreve a perdonarse?

Hoy elijo ser feliz

15 de enero de 2013

Año nuevo, vida nueva

Hechos que te dejan con un gran miedo, con ganas de acabar con todo. Intentar olvidar se convierte en tarea imposible. Evitar hablar del tema es inevitable. Feliz 2013.
Perdonar, no se puede. No por no intentarlo pero el dolor es mucho más profundo. No siento el perdón, no te lo has ganado. Siento decirlo pero es así; ahora no mereces mi perdón.
Se acumulan tus problemas, feliz 2013.
Años de problemas, años de alegrías.
Frustración e impotencia.
Ganas de decirlo todo, de gritarlo.
Mira al frente y sonríe.
Disfruta de la vida y lucha.
Coraje. Sólo coraje.
Feliz 2013.
Aprender a perdonar; es necesario, pero sólo cuando sientas ese perdón.
Aprender a perdonarse es esencial, yo hace tiempo que me perdoné.
Dar oportunidades es bonito, pero llega un momento en el que se desiste.
Cuando te decepcionan una y otra vez se te hace imposible confiar.
El apoyo no falta, pero no me pidas confianza, pues no te la daré.
Feliz 2013.

He aquí un simple blog, otro de los muchos que hay. Que envuelve mis pensamientos, emociones, vivencias. Todo recogido en una pequeña página, perdido en un mundo tan grande. Perdido como una lágrima en la arena, por ello, quien encuentre este pedacito de mis recuerdos, la disfrute ;)

Sigue a mi lado...