12 de febrero de 2013

Noche tras noche

Una vez más me despierto asustada, pensando en si sólo fue una pesadilla; vivo con el miedo a que se cumplan esos sueños que me aterran cada noche.
Siento miedo, no lo niego, miedo de tener razón, miedo a que vuelvas a ser esa pesadilla que me atormentó toda mi vida.

Ni siquiera confío ahora. No creo que lo vuelva a hacer, no sólo has desecho esa montaña de confianza sino que has cavado tan profundo que ni siquiera yo sé donde está el fondo.

Nunca creí tus promesas, y siempre me has demostrado que llevo razón, hasta ahora no me equivoqué contigo; no es que sepa que pasará, es que eres demasiado predecible.

Siempre que vas a realizar un movimiento, yo deshice tu jugada desde que me comiste la primera figura de este ajedrez. Te repites una y otra vez, eres un bucle que se torna solo; no te hace falta nada, tú mismo te encargas de hundirte.

Ahora sólo te observo, observo cómo intentas salir a flote, observo cómo te intentan ayudar, te animan. Pero yo sólo observo.

Mi miedo no va a desaparecer, de eso estoy segura.

Antes mis pesadillas terminaban en mis sueños; ahora me atormenta tu demonio cada noche, de una forma distinta pero con el mismo final: sola enfrentándote. No hay nadie más, todos desaparecen a mi al rededor y ahí estoy, frente a ti. No niego que siento miedo, pero como una vez hice, me enfrenté.

Lo peor es cuando me despierto y busco una pequeña forma de distinguir dónde estoy, anhelando que sea mi habitación sumida en la oscuridad. Cuando recobro el sentido y mi miedo está por desaparecer intento buscar que todo sea una simple pesadilla. Esa pesadilla que me atormenta, una y otra vez.


Sólo busco hallar la manera de volver a soñar, de poder vivir tranquila cuando Morfeo se encarga de envolverme en sus brazos.

5 de febrero de 2013

Una oportunidad

Pedir una segunda oportunidad es prometer que vamos a cambiar lo que hemos hecho mal. Una oportunidad es un trato, si no lo cumples: me fallas. Si me fallas no confío en tu palabra. Es por eso que debemos saber cuándo pedir otra oportunidad, siempre que seamos conscientes de que podemos cambiar.

Nadie es perfectos, todos cometemos errores, pero ¿hay errores que deben cometerse? 

Hay entra en juego la relatividad, unos les dan más importancia a unos errores que a otros.
No pueden decirte que no cometas errores, todos debemos equivocarnos, es un derecho que tenemos para poder aprender de ellos; pero también tenemos el deber de pedir perdón.

No es fácil ganarse un verdadero perdón, es fácil decirlo, pero en tu mente sigue esa herida; antes de perdonar o de pedir perdón incluso... hay que perdonarse uno mismo.

Hoy, me perdono a mí misma, por esos errores que para mí no debí cometer, me perdono por haber sido egoísta y no aceptar que unos se fueran para no volver jamás. Me perdono por haber fingido cuando estuve mal. Me perdono por no haber contado mis problemas. Me perdono por no aceptarme.

Es fácil pedir perdón, incluso es más fácil perdonar a los demás... ¿pero perdonarse a uno mismo? ¿Alguien se atreve a perdonarse?

Hoy elijo ser feliz

He aquí un simple blog, otro de los muchos que hay. Que envuelve mis pensamientos, emociones, vivencias. Todo recogido en una pequeña página, perdido en un mundo tan grande. Perdido como una lágrima en la arena, por ello, quien encuentre este pedacito de mis recuerdos, la disfrute ;)

Sigue a mi lado...