Sapo azul.

Poder abrazarte cada día, mirarte a los ojos, sentir tu mano en mi espalda, acariciar tu cuello, sentir tu respiración en mi oído, poder escucharte susurrándome esas palabras que sólo tu y yo entendemos.


Querer dormir a tu lado. Saber que eres la persona con la que tanto soñé.


Y aquí se acaba el maravilloso cuento.


Realidad. Esto no es un cuento. Es el juego de vivir, de vivir la realidad.


Deja de soñar con ese príncipe azul, confórmarte con un sapo azul.
Entiende que todo al principio es bonito, pero que acaba en una película de terror.
Ese enorme dragón, no es más que la distancia que os separa.
Esa bruja no es otra cosa que los defectos de cada uno, que te indica que no todo es perfecto.
Aquella madrastra sólo es el miedo que sientes. Aquel miedo al amor y al desamor.


Creí por un instante en los cuentos de hadas, pero me acordé que solo son cuentos, producto de la imaginación.

De ilusiones también se vive, pero el choque con la realidad es más fuerte.