Pensar que estás solo, y no darte cuenta de que eres muy especial para una única persona, que confía en ti, que ríe a tu lado, que te quiere, que es feliz contigo, que te acepta con tus errores, y creer que no tienes a nadie hasta que un día te diga:
- ¿Me das la mano?
- ¿Dónde vamos?
- A ser felices. ¿Me acompañas?
Entonces te das cuenta, de que no solo aprecian tu amistad, sino que hay alguien que quiere compartir contigo su vida, que quiere que le abraces en todo momento, y que no le sueltes de la mano.
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